Le llaman Xela. “Álex al revés. Eramos muchos Álex en clase... así que me quedé con Xela”, nos cuenta sobre el origen de el apodo con el que le llaman los amigos. Tiene 23 años, estudia informática en la UNED y desde hace dos años vive en Praga, donde trabaja para Amazon moderando contenido publicitario, un trabajo con cierta flexibilidad horaria. Eso le ha permitido realizar su particular aventura del año: recorrer solo, andando, los más de 2.200 kilómetros que separan Praga (República Checa) de Boadilla del Monte en 100 días.
Conoce a
Álex Fernández, de Praga a Boadilla andando
Y esta aventura, ¿cómo surgió? Pues lo típico, hablando con amigos, en enero uno me dijo que no tenía narices de hacerlo andando. Unos decían que era capaz, otros que no... Y al final me decidí a hacerlo. A partir de ahí, empece a entrenar. ¿Cómo? Pues andando cada día, rápido. Primero 20 km diarios. Luego, 30, 40... Así todos los días sin descanso.
¿Cómo planificaste el viaje: comidas, ruta, enseres de viaje, dónde dormir...? Me hice un excel con el equipamiento (tienda de campaña, el portátil para seguir trabajando, baterías portátiles, comida), las etapas que iba a hacer a razón de una media de 40 km diarios, organizar la comida para no comer todos los días de bocadillo... ¡Pero luego llegas a la realidad y te das cuenta de que todo lo que habías previsto no es viable!
¿Por qué? Bueno, casi no había entrenado con peso (2025 kilos pesaba la mochila entre el ordenador, ropa, comida, agua), este verano ha llovido muchísimo en Europa, ha sido horrible algunos días, lo que me ha retrasado muchas etapas... Y eso me obligó muchos días a improvisar. Como podía dormir dónde quisiera con la tienda, decidí cambiar mi idea inicial y trazarme un plan día a día, tranquilamente. Con el Google Maps (sin la tecnología, este viaje hubiera sido mucho más complicado) seleccionaba una gran población y antes de llegar a ella buscaba dónde dormir.
También cambió el reto inicial de mi viaje, que era simplemente caminar y caminar en línea recta hasta Boadilla. Añadí el pasármelo bien: ver sitios que los lugareños me iban recomendando o que a mí me apetecían... Y eso lo cambio también un poco todo.
¿Qué tal la relación con los europeos? Pues mira, algo que no me esperaba. En Alemania y en Francia me he encontrado gente superagradable. Me paraban, se interesaban por mí y lo que estaba haciendo. Me han ofrecido quedarme en sus casas, comer o cenar con ellos... Una imagen muy alejada de los estigmas que tenemos de todos ellos.
Así que no siempre dormiste en tienda... No. Alguna noche también dormí en hotel (para recargar las baterías para poder trabajar si no lo había podido hacer, ducharme...) o en casas de intercambio a través de la aplicación Coach surfing, que en Europa funciona muy bien.
¿Qué te llevas de toda esta aventura? Me ha cambiado la forma de pensar. Ahora, cosas que antes me podían parecer un problema son simplemente una cambio de plan. Y así me las tomo, tranquilamente. Me ha hecho ver a la gente con otros ojos. La gente me ha aportado y dado mucho ¡Y que Europa es preciosa!
Puedes seguir sus aventuras a través de su cuenta en Instagram: @xela.fdez