El camino que ha llevado a Mónica de Miguel, ingeniera de Telecomunicaciones y empleada en Telefónica en márketing el área de venta al por mayor, a convertirse en experta en educación digital es curioso. Vecina de Boadilla, de 43 años y madres de tres hijos, empezó a colaborar como profesora voluntaria en un proyecto para concienciar a jóvenes de 13-14 años con alto riesgo de abandono escolar sobre las ventajas de permanecer en la escuela.
De ahí, pasó luego a trabajar en el Foro de Generaciones Interactivas creado por Telefónica, donde se analizaba las tendencias de las nuevas generaciones, también dando charlas en centros escolares. Ahí fue consciente de la importancia de que los niños aprendan programación, “lo que luego les va a facilitar muchas labores en el día a día en tu trabajo”, asegura.
El siguiente paso fue aprovechar una vacante temporal para entrar en otro proyecto de su empresa: Talentum Schools. Un espacio formativo pensado para niños y adolescentes donde gratuitamente tienen acceso a un amplio abanico de cursos gratuitos online para favorecer la creación digital (programación, modelado 3D, robótica...) El objetivo: motivar a los niños, fomentar su capacidad creativa, el trabajo en equipo.
Y es que, en un futuro que es ya presente, “las habilidades que se van a exigir en el mercado de trabajo son muy distintas a las del mundo industrial. Está el trabajo colaborativo, la cocreación… Vamos hacia un modelo de autoemprendimiento, así que desarrollar la proactividad es cada vez más necesario”, apunta.
En respuesta a estas demandas, se empieza a introducir en las aulas lenguajes de programación sencillos como schratch. “La programación te obliga a estructurar las ideas, seguir un pensamiento lógico, ser creativo, planificar… Y nos encontramos que, además de consumidores digitales, tenemos creadores digitales. Te llega a sorprender la capacidad creativa de un niño cuando tiene estas herramientas a su alcance”, relata. Y por si fuera poco, “aplicaciones o lenguajes que generan en ellos interés, entusiasmo por aprender”, añade.
Cuando su trabajo se lo permite, sigue dando charlas a padres sobre educación digital, las ventajas de la digitalización en el sector educativo, las redes sociales y los jóvenes… Lo hace en el colegio de sus hijos o en el Club Mentema, donde hace unas semanas hablaba sobre Cómo sobrevivir a la educación digital de su hijo. “Hay una gran brecha entre niños, padres y educadores. Los niños dominan la tecnología, pero nosotros les podemos ayudar con el contenido, que ellos no controlan”, explica. “Tampoco debe darnos miedo la tecnología. Tenemos que acompañar a los niños en su educación digital”, sugiere.
Mónica no está “de acuerdo en que a un niño no se le deba dar un móvil hasta los 14 años. A mi me parece bien dárselo a los 11-12 años… Esto te permite poder acompañarle en su uso. Es decir, educarle. Ver qué está viendo, poderle dar unas pautas a la hora de usar ese móvil para aprovechar sus ventajas con un sentido ético y responsable. Y pongo un ejemplo: un youtuber le puede aportar cosas buenas, pero también hay que enseñarle a reconocer las malas. Algo que cuando ya tenga 14 años, no vas a poder hacer porque no te lo va a permitir. Es como todo: igual que les enseñas a bañarse en el mar con seguridad, hay que educarles en el uso de las redes sociales y la tecnología”.
O sentarte con ellos y explicarles conceptos como la privacidad en la red o la amistad: “Un amigo es un amigo, no el concepto de amigo de Facebook”, aclara.